La abducción
Por: Mtra. Georgina Sánchez Medrano
Teoría abductiva de Charles
Sanders Peirce
Peirce afirma que todos los seres
humanos tienen la capacidad de conjeturar, donde el razonamiento en cuestión
proviene de lo aceptado anteriormente a lo que se podía esperar. Esto quiere
decir que todos los integrantes de la sociedad pueden extraer información de su
semiosfera para resolver cualquier problema que acontezca en dicho contexto; a
este singular acto de la tendencia a fundar una hipótesis a partir de
información que se encuentra en la semiosfera Peirce la nombró abducción.
[…]La abducción […] aumenta las posibilidades de que
exista suficiente afinidad entre la mente del razonador y la naturaleza sobre
la que se conjetura de manera no totalmente inútil considerando que cada
conjetura se restringe al compararse con la observación [...]La mente busca
alguna conexión entre dos de los tres universos de la experiencia el de las
ideas, el de la realidad en bruto y el de los signos.[1]
Este método
parte de una anomalía inesperada, para ir hacia un grupo de premisas verdaderas
o falsas, la mayor parte de las cuales son aceptadas. A menudo, de las
deducciones extraemos fuertes intimaciones de la verdad, sin que podamos
especificar qué circunstancias observadas nos llevaron a tales indicaciones,
esto se debe a que estamos regidos por leyes y normas que forman parte de
nuestros hábitos y no son percibidos como instrucciones, ya que se encuentran
implícitos en nuestras conductas debido a los procesos de formación académica y
cultural.
La deducción abductiva se confunde con el juicio
perceptivo sin ninguna línea de separación delimitada entre ellos; o, en otras
palabras, nuestras primeras premisas, los juicios perceptivos, deben entenderse
como un caso extremo de deducciones abductivas, de las que difieren por estar
absolutamente más allá de la crítica.[2]
La abducción
da los recursos necesarios al diseñador para adelantarse a las posibles
objeciones que limiten la interpretación del receptor. No hay que olvidar que
los datos obtenidos de la abducción son una hipótesis, sin embargo, son prueba
de la veracidad, ya que parten de una problemática real que motiva a buscar
ciertos datos.
Peirce
parte en su método de los hechos observables, no siempre apreciados a primera
vista, para realizar una hipótesis, ésta nunca se postula sin tener hechos que ayuden
a formularla; con base en conjeturas se propone, se prueba y se conjetura de
nueva cuenta. Según el modelo se revisa sistemáticamente cada una de esas
posibilidades; cuando son probables varias explicaciones se examinan prueba tras
prueba hasta que una sea suficientemente convincente.
La abducción parte de los hechos sin, al principio,
tener ninguna teoría particular a la vista, aunque está motivada por la idea de
que se necesita una teoría para explicar los hechos sorprendentes. La inducción
parte de una hipótesis que parece aconsejarse sin, al principio, tener ningún
hecho particular a la vista, aunque necesita de los hechos para sostener la
teoría. La abducción persigue una teoría. La inducción anda buscando los hechos
sugiere la hipótesis. En la inducción el estudio de la hipótesis sugiere los
experimentos que sacarán a la luz los verdaderos hechos a los que la hipótesis
ha apuntado.[3]
[…] La dificultad, podría decir no estriba en
encontrar la solución, sino en reconocer como solución algo que parece como si
fuera un paso previo hacia ella […][4]
M.
Bonfantini clasifica la abducción, dependiendo de su grado de aplicación de información
abducida, en tres tipos:
1.-
Cuando la ley o el sistema de mediación se da de forma automática o
semiautomática. Lo mencionado anteriormente se refiere a cuando se compila la información
ya dada por plantilla desde hace mucho tiempo en una sociedad para resolver X
problema.
2.-
Cuando la información o solución a un problema se adopta por selección dentro
del conjunto de leyes o sistemas disponibles en la enciclopedia del saber de la
época. Su aplicación al problema abre un nuevo campo de explicación.
3.- Cuando la mediación viene ex novo, inventada. Una nueva solución
para un problema ya existente o también para un problema nuevo.
La cuestión
está en dónde, cómo y de que forma se extrae la información, y como ésta es
utilizada para solucionar cualquier tipo de problema. Resolver necesidades
de comunicación de una manera creativa, va más allá del pensamiento común, ya
que éste debe alejarse de las reglas existentes para solucionar problemas ya
identificados. Debido a que las soluciones actuales han perdido su efecto ante
el receptor; hay que renovarlas, ya que fueron absorbidas por el sistema
cultural con el paso del tiempo y pasaron a formar parte del imaginario
colectivo. Es necesario buscar alternativas o respuestas no asociadas con las
ya existentes, si no de otra forma se caería en la creación de tautologías no
eficaces.
[…] la abducción resulta así una creación, pues
ofrece una ley nueva o una nueva relación entre leyes y casos, y un
descubrimiento, por que revela la forma más adecuada, en ultima instancia la
verdadera para un momento y un lugar determinados, de resolver el caso problemático.[5]