martes, 18 de mayo de 2010

Taxonomía de los signos según Charles S. Peirce


Evocando la primicia de Peirce “Una cosa considerada en sí mima es una unidad”, da pie a las ya conocidas tricotomías que caracteriza la propuesta teórica de Peirce a lo largo de sus escritos, el signo, uno de sus temas más abordados, no podría ser la excepción. Considerando que el diseñador gráfico utiliza y crea signos como recursos para los menesteres de su disciplina, es de vital importancia conocer su taxonomía, sus cualidades como vehículos de la información y la interacción cognoscitiva con el receptor.

La cognición del signo debe de ser muy apreciada por los diseñadores ya que la funcionalidad y eficacia de su trabajo es medida por su efecto y alcance de las metas fijadas por el anunciante, que se verifican por el entendimiento que tiene el receptor sobre el mensaje emitido. Peirce destaca la conciencia[1] que tiene el espectador en los hechos que lo acontecen y como afectan sus experiencias perceptivas en la interpretación tangible del signo, coincidiendo así con los intereses del comunicólogo visual.

Para el teórico americano el signo tiene tres instancias semióticas, en donde todo empieza con los objetos, que son los hechos que pasan en el mundo, estos hechos pasan aunque un receptor no este presente o consiente de sus existencias, el objeto es atemporal perteneciente a una naturaleza óntica.

En la segunda instancia se encuentra el representamen, cuando los hechos son objetos cognoscitivos y pasan de ser hechos a acontecimientos. El receptor almacena en su memoria las consecuencias y experiencias sensitivas del objeto, bajo un proceso ontológico adquiriendo un referente del hecho.

En la última fase como reflejo del hecho y el acontecimiento nace el interpretante, que es la manifestación del evento a través de un lenguaje y cambia su nombre a suceso, el suceso es la cara del signo que se percibe por los sentidos aunque no se haya tenido experiencia previa con él, a partir del interpretante se define el objeto y el representamen. [2]

Peirce partiendo de la dependencia de la “realidad” con los objetos, distingue tres correlatos de cualquier relación triádica que incluye al signo:

Un signo o representamen es un primero que está en una relación triádica genuina tal con un segundo, llamado su objeto, que es capaz de hacer que un tercero, llamado su interpretante, asuma la misma relación triádica con su objeto que aquella en la que está él mismo respecto al mismo objeto.[3]


[1][…] los procesos consientes no agotan el contenido de nuestra mente; al lado de tales procesos, tiene otra cosa del ser humano que no puede decirse que ocurra en la conciencia y sin embargo, ejerce una influencia decisiva en todo contenido de la vida mental.” Roman Jakobson. El marco del lenguaje. P.125

[2] Cfr. Edgar Sandoval. “Semiótica, lógica y conocimiento”. 2006. P. 253

[3] Charles S. Peirce. "The Icon, Index, and Symbol". 1894. S/P

Terceridad publicitaria


Cualisigno

Los cualisignos son cualidades puras que se presentan en el mundo real, como las formas, colores, volúmenes, texturas, brillos, dimensiones, movimientos y proporciones, que en pocas palabras son las sensaciones de su fisionomía que nos provocan los objetos a través de la experiencia diaria de su percepción. Pero estas sensaciones no tienen ninguna relación con su carácter de signo.[1]



Dicente

El signo dicente es un signo real para el interpretante, no proporciona un fundamento para su interpretación. Es como un discurso que sólo expone las ideas de quien lo dice, “su realidad” no tiene la intención de persuadir.


Cualidicente


El Cualidicente es un producto actual en términos semióticos, en donde más allá de sus cualidades intrínsecas de producción, se le son adheridos conceptos a través de la publicidad que hacen que el receptor se identifique con el producto. Se origina de la unión de un Dicente y un Cualisigno.



En base a la semiótica Peirciana,

Georgina Sánchez Medrano








[1] Cfr. Luisa santaella. “Designis”. 2007. P.48

Dimensiones de la semiótica


Semántica

A la semántica le atañe el estudio de la potencial relación del signo gráfico con la idea, concepto o cosa[1] que denota o que se le fue asignado representar, por una cultura o grupo social, el designata, como lo llama Morris, no es fijo o único, un signo puede ser contenedor de varias ideas como lo afirma Peirce; los signos no pueden dejar ver a primera intensión todos sus significados que poseen, ya que sería un caos para el interprete y no sabría a que significado hacerle caso. La dimensión sintáctica del axioma[2] controla la entropía del signo para que en ese instante el vehículo sígnico sólo tenga visible un significado, simultáneamente los significados que restan y asociaciones semánticas que se mantienen potenciales no desaparecen, sólo quedan ocultas, a la espera de que la mente del receptor los desencadene para hacerse visibles, estas acciones que le dan sentido a los signos son establecidas por la regla semántica que según Morris:

[…] determina en que condiciones un signo es aplicable a un objeto o situación; tales reglas establecen correlaciones entre signos y situaciones denotables mediante signos. [3]

Para llevar a cabo la aplicabilidad del objeto al signo que lo representa se tiene que hacer en relación con un determinado nivel de pertinencia[4], que se establece a partir de signos cuyas reglas o usos no se cuestionen; o señalando objetos específicos que sirven como modelo. Por ejemplo si se quiere hacer o analizar un logosímbolo, se debe de tener como referencia el ícono del cual se derivó; ya que este le transfiere sus reglas y cualidades semánticas al logosímbolo.

Por tal virtud, la semántica indistintamente se encarga del estudio de la denotación y connotación de los signos, que constituyen la naturaleza del signo con dos modos fundamentales de significación que implican la generalidad e individualidad de la decodificación del signo. Los códigos usados en un anuncio publicitario –o en otro producto de diseño– además de tener un significado denotativo con el cual garantiza el adecuado entendimiento del mensaje, busca lograr un sentido cultural de pertenencia; lo que es muy importante ya que expresa y transmite emociones para que el producto tenga afinidad con el receptor ideal.




[1] Los griegos ya estaban inmersos en la semántica ya que para nombrar un objeto que aun no tenia nombre, se lo llevaban al nomoteste, que primero tenia que contemplar la “cosa” que le entregaban y entrar en contacto con las idas del objeto para posteriormente ponerle un nombre. Mauricio Beuchot. La filosofía y el lenguaje. P. 18

[2] El uso del concepto axioma en este escrito se entiende como un conjunto de signos que no requiere demostración, pues se justifica en a sí misma, y sobre la cual se constituye el resto de conocimiento por medio de la deducción. El axioma gira siempre sobre sí mismo, mientras los postulados y conclusiones se derivan de este.

[3] Vid. Charles Morris. Fundamentos de la teoría de los signos. 1985. P. 59

[4] Cfr. Eliseo Verón. Semiosis social. 1998. P.135



Sintáctica

La sintáctica es el estudio de las relaciones formales que los signos tienen con otros signos que pueden precederlos, seguirlos o concluirlos;[1] haciendo abstracta la relación del signo con los objetos o con los interpretes; asimismo le concierne el estudio de la relación de los discursos con otros discursos, la relación de un axioma publicitario con otro axioma publicitario de su contexto, también abarca los sistemas y códigos en los cuales se ven involucrados los signos, se pude decir que es la gramática de todo lenguaje, incluyendo al visual. Esta gramática entiende las reglas y principios combinatorios sistematizados permisibles por la cultural en el que se desarrollan, siempre y cuando todos los signos y relaciones sígnicas estén bajo las mismas reglas sintácticas.

Según Morris[2] un lenguaje sintáctico se transforma en un conjunto de cosas relacionadas en función de dos tipos de reglas: las reglas de formación y las reglas de transformación donde:

[…] las reglas de formación, que determinan las combinaciones independientes y permisibles de los elementos del conjunto [...] y las reglas de transformación que determinan las oraciones que pueden obtenerse a partir de otras oraciones […] corresponden a la forma en que los signos se combinan o se derivan los unos con los otros por parte de los posibles o reales usuarios del lenguaje.[3]

La sintáctica tiene la tarea de asegurar que se encuentren todos los elementos para un adecuado entendimiento del discurso. También es responsable de la óptima jerarquización y disposición de todos los elementos para garantizar la activación del mecanismo de la cadena significante, confiriendo de este modo las posibilidades combinatorias de los signos de los cuales dependen su sentido. También establece cual es la función relacional de los vehículos sígnicos con sus respuestas, constituyendo el marco pragmático de las reglas de formación y transformación, ya que es inminente la interrelación de las tres dimensiones, no les permite ser totalmente independientes.




[1] Ibíd. P. 165

[2] Vid. Charles Morris. Fundamentos de la teoría de los signos. 1985. P. 45

[3] Ibíd. P. 54



Pragmática

A la pragmática le interesa la relación de los significantes con los receptores que realizan actividades intelectuales con los signos que estriban en la comunicación, esta dimensión de la semiótica ayuda a verificar si el signo que se presenta al usuario, realmente cumple con la función de significación, si es un adecuado vehículo sígnico de lo que se quiere dar a significar y si es un signo reconocido tanto de manera perceptual como cognitiva por la sociedad a la que se le presenta; por lo anterior me refiero, a que si el signo que se le presenta al receptor causa afinidad con él y posee la capacidad de ser reconocido como signo para desencadenar una significación adecuada, aunque la representación del signo o combinación del las partes del discurso que se le presenta al receptor no sea de uso convencional[1] o se le presenta por primera vez al auditorio; esto derivará en la valoración de sistemas y códigos con los cuales fue concebido el mensaje y si el contexto o circunstancias son pertinentes para el target al que se dirige ya que:

Desde la perspectiva de la pragmática de […] la conducta, los signos son verdaderos en la medida en que determinen correctamente las expectativas de sus usuarios, y de esta forma expresan más completamente la conducta implícitamente presente en la expectativa o la interpretación. [2]

Debido a que el elemento de la semiosis que asienta los parámetros para la interpretación tanto como para la creación de cualquier medio de comunicación visual es el interprete con sus hábitos y experiencias ontológicas, las dimensiones semántica y sintáctica tienen como correlato la dimensión pragmática. Las reglas de formación, transformación y semántica corresponden a las combinaciones, transiciones, significaciónes y estipulaciones reales que el interprete emplea para el uso de los signos.

Convencionalmente el uso de la pragmática es como un recurso verificador de la eficacia del anuncio publicitario, pero una de las intensiones de este postulado es potensilizarla como base creadora del discurso, ya que el diseñador tendrá la certeza de que los signos utilizados en su mensaje son los mejores vehículos sígnicos para transportar los intereses semánticos de la fuente. Por lo tanto los umbrales de error serian mínimos ya que se tomarían en cuenta los parámetros de uso del receptor y posteriormente por razón de el uso de la pragmática como el acostumbrado medio verificador será reexaminado percibiendo las fallas posibles o no contempladas con anterioridad para corregirlas antes de ser expuestos a modo estrategia de mercado.

Una cosa es sentir ese juego rápido y delicado de las unidades, y otra cosa es rendir cuenta de él mediante un análisis metódico. [3]




[1] Morris como Peirce coinciden que la interpretación de lo símbolos se hacen por un hábito, y no en relación fisiológica inmediata evocativa de la percepción del vehículo sígnico. La coincidencia de las primicias demuestra que a las personas se les enseña a significar y la interpretación convencional de los signos establece las reglas de uso de los signos.

[2] Vid. Charles Morris. Fundamentos de la teoría de los signos. 1985. P. 71

[3] Vid. Ana María Nethol. Ferdinand de Saussure, fuentes manuscrista y estudios críticos. P. 174